jueves, 29 de mayo de 2014

Inquietud


Llevo unos días inquieta, como el tiempo. Tantos días de tranquilidad y de espera, me enervan y me aburren. A veces incluso me vuelvo irascible y por ejemplo, llego a ser un poco borde con los que me quieren. 
Id es buena y no me lo tiene en cuenta (a veces me sorprende lo bien que me conoce). Pero mi inconsciente no lo es tanto, y me lo devuelve en forma de pesadillas en las que Id me abandona sin explicaciones y con una indiferencia que duele más que el peor insulto. 
¿Tal vez en esa inquietud tiene un poco que ver que se acerca mi cumpleaños? No lo sé... La verdad es que cada año me gusta menos acumular años (valga la redundancia); aunque eso debería alegrarme porque significa que estoy viva. 

Hablando de cosas inquietantes, me está gustando mucho Demasiada felicidad, de Alice Munro. Un libro de cuentos escritos con un estilo preciso y sencillo, con mucha inteligencia. Una sencillez que no debe confundirse con la facilidad, ya que las cosas que parecen sencillas esconden una gran complejidad. Su estilo te va seduciendo y enredando, y sin darte cuenta, vas cayendo en unas narraciones crudas, perturbadoras ("Juego de niñas") y siniestras ("Radicales libres"). Muy recomendable.

Y para terminar con algo perturbador, pero en el buen sentido de la palabra, os dejo con este tema de Stromae, cuyo disco no paro de escuchar en bucle. Me encanta como se mueve, viste y canta este chico. Lástima que ayer no pudiera ir al concierto -bajo el agua!- que dio en el Primareva Sound

jueves, 22 de mayo de 2014

Faking it?

Las series son un gran agente procastinador, si seguís algunas ya sabéis de que os hablo. En la actualidad sigo unas 10, aunque no las llevo todas al día (no entiendo como alguien puede) y algunas están de parón entre temporada y temporada, así que realmente son unas 5 o 6 series las que sigo con atención. 
Me he dado cuenta que la mayoría -con la excepción de True Detective- son series con personajes femeninos importantes y potentes: Orphan Black, Once upon a time, Game of Thrones, Homeland, Vikings... Y sobretodo Orange is the New Black, cuya segunda temporada espero con impaciencia!! (comienza el 6 de junio).


Recientemente, he incorporada a mi lista una serie de la MTV (sip...¬¬') llamada Faking it. La serie se desarrolla en el instituto Hester (Austin), un centro muy peculiar donde ser diferente implica ser guay. Allí las animadoras y los quarterbacks son todo menos populares. Karma (Katie Stevens) y Amy (Rita Volk), amigas desde la infancia, no saben que hacer para destacar. Han intentado de todo: hacerse pasar por ciegas, fingir que están embarazadas... Hasta que un día, Shane (Michael Willett), un chico gay muy popular en el instituto, las invita a su fiesta porque las toma -por equivocación- por lesbianas. Emocionadas, y sin sospechar el equívoco, aceptan la invitación. Pero cuando Shane proclama, en medio de la fiesta, que son lesbianas y las nomina como Reinas del baile, su popularidad se dispara. Visto su nuevo éxito social, Karma está decidida a seguir con la farsa lésbica, mientras mantiene un romance con Liam -el chico guapo del instituto- en secreto. Ella no le ha contado a Liam que está fingiendo con Amy y conforme pasa el tiempo, Amy comienza a darse cuenta de que realmente siente algo por Karma.


Cuando leí el argumento, debo reconocer que sentí bastantes reticencias. ¿Dos chicas heteros fingiendo ser lesbianas para ser guays y populares? ¿Eso no era frivolizar un poco el tema de la homofobia y el acoso escolar que sufren muchos adolescentes en los institutos?
Pero tras ver los dos primeros capítulos, tuve que admitir que la serie me gustaba y la encontraba muy divertida. Dando la vuelta a los típicos estereotipos de las series de instituto, Faking it consigue dar un mensaje de tolerancia y aceptación y ser un referente positivo para l@s adolescentes homosexuales.
Porque Faking it empieza a ponerse interesante (atención spoiler) cuando Amy empieza a ser consciente, tras un "falso" primer beso, que sus sentimientos por Karma han cambiado. Como pasaba en La Calumnia de William Wyler (allí de forma trágica), una farsa en principio inocente, acaba revelando unos sentimientos hasta entonces ocultos y desconocidos.


Si me hubiera encantado ver una película como Fucking Amal a los dieciséis años, Faking it me habría sido de gran ayuda para entender mi caos mental adolescente y  darme cuenta, como Amy, que lo que sentía por mi amiga Elena era algo más que amistad. Habría entendido porque me gustaba tanto poder abrazarla cuando me llevaba en moto, porqué odiaba a ese novio estúpido que tenía y que la trataba tan mal, y porqué tenía pensamientos "extraños" del tipo: "si yo fuera su novio nunca la haría sufrir y la trataría tan bien como se merece!". Sí, a pesar de tener ese tipo de pensamientos no me di cuenta que era lesbiana hasta que apareció A., una heterocuriosa que se instaló en mi vida para hacerme sufrir durante más un año.
Y es que amig@s, enamorarse de una hetero puede ser lo peor, pero de una heterocuriosa, ni os cuento..! pero eso daría para dos o tres posts...

Pero volvamos a Faking it, porque la gracia de la serie está en saber: ¿será Karma hetero, bi, o lesbiana? ¿Está enamorada de Liam o realmente lo está de Amy? El culebrón está servido.





jueves, 15 de mayo de 2014

Egoísmo librero


"De llibres i paraigües no se'n tornen gaires", refrán popular catalán
 ("de libros y paraguas no se devuelven demasiados")


Jean Seberg

No me gusta prestar libros. Si lo hago, es una muestra de confianza para con esa persona. O sé, simplemente, que es alguien que trata a los libros con el mismo cuidado con que lo hago yo. Odio que la gente no me los devuelva o que lo haga en mal estado: esquinas dobladas, páginas manchadas y arrugadas, lomos desbocados... Sí, con mis libros soy muy maniática y puntillosa, sobretodo si me gustan mucho.
Una vez alguien me explicó la historia de una chica que, cuando viajaba, arrancaba las páginas de los libros a medida las iba leyendo. Así los libros no le ocupaban espacio en el equipaje. Lo encontré de un pragmatismo salvaje.
Cuando empezábamos a salir, le presté un libro a Id. Al cabo de unas semanas vi que lo llevaba en el coche, tirado por el suelo y con las puntas de las hojas dobladas. En ese instante estuve a punto de dejarla. Es broma, pero me molestó y se lo dije. Desde entonces cuida tan bien de mis libros como de sus cámaras.

Mi hermana pequeña es terrible con las cosas prestadas: o las estropea o acaba apoderándose de ellas y al cabo de unos meses afirma rotundamente que aquello "es suyo". Pues bien, me pidió prestado mi ejemplar de Buenos días, tristeza de Françoise Sagan, y me temí lo peor. Por suerte al final lo encontró en la biblioteca en versión original y prefirió leérselo en francés. ¡Uf! suerte, le tengo un especial cariño a ese libro. Me lo compré cuando tenía 17 años de la forma más tonta. Me gustó su portada, me intrigó su título y el poema de Paul Éluard que encabeza la novela. 
El libro me gustó como solo puede hacerlo una lectura a esa edad, cuando se lee como quien espera una revelación. Además me fascinaba -y a la vez me frustraba- que una chica de mi edad hubiera sido capaz de escribir un libro como ese (Françoise Sagan tenía 17-18 años cuando escribió Bonjour tristesse). 
Luego descubrí que la foto de la cubierta pertenecía a un fotograma de la adaptación cinematográfica de la novela; y esa chica tan guapa, con el pelo a lo 'garçon', era una actriz americana que se llamaba Jean Seberg. Cosas del azar, al cabo de unos meses, emitieron esa película en la tele y me gustó tanto como la novela. 
La película hizo, que de rebote, quisiera ver À bout de souffe y que después me interesara por la Nouvelle Vague y el cine francés.

Curiosamente una de mis citas preferidas de Buenos días, tristeza aparece en el libro que me estoy leyendo ahora: Qué hacer cuando en la pantalla aparece THE END, de Paula Bonet. Fue el libro que Id me regaló para Sant Jordi, con una dedicatoria de la misma autora incluida. ¡Me hizo muchísima ilusión!

Paula Bonet dedicándome su libro (foto: Id)

El libro es una pequeña obra de arte: las ilustraciones de Paula Bonet son preciosas (me encanta todo lo que hace esta mujer), y sus 40 historias son una delicia. Incluso la manera de anotar las citas, al final del libro con pequeños dibujos, es original.  
Olerlo, tocarlo, leerlo, observar con deleite sus ilustraciones, es todo un placer. El libro en sí, ya es un objeto bonito: da gusto verlo, tenerlo en la estanteria o sobre la mesa.
Y sí, evidentemente, este libro NO se lo voy a prestar a -casi- nadie (Id, ya sabes que tú eres la excepción que implica ese 'casi'). 
¿Os pasa lo mismo con vuestros los libros? ¿Y si no, que otra cosa no prestaríais jamás?

lunes, 12 de mayo de 2014

confesiones sexuales de una noche de primavera y otros asuntos


foto: Id

Hace días que no actualizo, y esto no puede ser; se me acumulan las historias y luego no sé por donde empezar.
¿Cómo fue la despedida de soltera? Muy bien, pero más tranquila de lo que me esperaba: que dos de las Heteras sean madres agotadas tuvo mucho que ver.
Citamos a nuestra "víctima" en el parc de la Ciutadella y tras hacerle un recibimiento espectacular (globos, banderolas, una coreografía digna de unas cheerleaders) la coronamos reina de la noche (sí, le hicimos ponerse una corona y una camiseta conmemorativa que también llevábamos todas). La "obligamos" a hacernos una clase de yoga y a hacer pompas de jabón.
Después de hacer el tonto públicamente, y tomarnos unas cervezas, decidimos seguir la fiesta en casa de Carrie. Cena informal sentadas en cojines por el suelo, gintonics y algún porro que volvió a abrirnos el apetito. Conversación multitema que, como pasa siempre con el grupo de las Heteras, acabó derivando en el tema sexual hetero (como no!). Hubiera preferido no saber nunca algunas de las anécdotas sexuales que oí esa noche... 
Diseñadora llevó su cámara Fujifilm Instax mini (una especie de Polaroid) y durante toda la fiesta fuimos haciendo fotos. Después las pegamos en un álbum, junto con anotaciones y paridas varias, y se lo regalamos a Cat. También nos dedicamos a escribir mensajes en los globos que decoraban la habitación y luego los lanzamos por la ventana.
En definitiva la fiesta estuvo bien. Id, que era la única que llevaba coche y es una "caballera", hizo de taxista y llevó a algunas de las Heteras hasta sus casas, con lo que no fuimos a acostar a las tantas. 
Al día siguiente estaba hecha polvo. Me arrastré todo el día por casa como una zombie; la edad no perdona... 

Pero esta semana también ha dado para planes más culturales. Por fin fuimos a ver la exposición de Colita en La Pedrera. Me gustó, sobretodo el vídeo-entrevista final. Colita es todo un personaje!
El miércoles, aprovechando la campaña "Miércoles al cine",  fuimos a ver la última película del gran Hayao Miyazaki: El viento se levanta. ¡Una película preciosa e impresionante! como todas las de este genio de la animación. Lástima que haya anunciado su retirada.


Como siempre también nos pateamos la ciudad, y es que esa es la única manera de conocer a fondo, y descubrir, una ciudad como Barcelona que siempre está en proceso de cambio (aunque no siempre me guste la deriva que están tomando algunas cosas en esta ciudad...).
Una tarde Id -a pesar de mi resistencia inicial- me llevó al Tibidabo. ¿Os podéis creer que nunca había estado allí? Las vistas son espectaculares, sin duda el mejor mirador de la ciudad. Hice varias fotos con mi Sprocket: tengo muchas ganas de ver como han salido.
Otro día -con el tiempo muy limitado- hicimos una excursión relámpago al Laberint d'Horta. Me quedé con ganas de meterme en el laberinto, así que volveremos otro día para ver el parque con más tranquilidad. 
Y para rematar y endulzar la semana, hicimos pastas caseras. No descarto la posibilidad -visto el éxito que tienen- de abrir un futuro negocio con las recetas pasteleras de mi madre.

foto: Id