viernes, 28 de febrero de 2014

presente futurista


Esta semana ha sido el cumpleaños de mi hermana2 y mi cuñado, de sorpresa, le ha regalado un viaje a Nueva York (sí, yo también morí de envidia). Pero solo para los dos, es decir, sin niños. Así que esta semana mi madre ha tenido a tres de mis sobrinos instalados en casa. Esto se traduce en mi madre histérica y más estresada que un pavo antes de Navidad. La mujer no lo puede evitar, es así de nerviosa.
Ayer me conecté por Skype con mi hermana y mi cuñado para que pudieran hablar y ver a los niños. Nos dieron un paseo por la habitación del hotel con el iPad y nos enseñaron las vistas espectaculares que tenían desde la ventana (sí, aquí la envidia me volvió a corroer). Parecía que estuviéramos en este anuncio tan cuqui y sensiblero de móvil. "Cara a cara a pesar de la distancia". Y es que el hecho de poder hablar y ver a alguien que está a miles de kilómetros como si nada, se ha convertido en una cosa muy normal; pero a mí sigue pareciéndome algo extraordinario, casi de ciencia ficción. 
Y es que cuando era pequeña eso me habría parecido un sueño. Entonces me gustaban mucho las películas fantásticas, sobretodo si eran del espacio. Me pirraban las naves voladoras, las espadas láser, los robots, y las llamadas "telefónicas" vía holograma... Esas pelis nos mostraban como en el lejano año 2000 todo sería posible; y como en lugar de teléfonos, utilizaríamos pantallas casi invisibles para hacer vídeo llamadas. Y eso nos parecía imposible y superfuturista. Eso, y que los coches volaran (¿veis? a eso todavía no hemos llegado).


¿Sabéis cuál era una de las razones por las que me gustaba ir a Barcelona cuando era pequeña? Pues porque en el Corte Inglés había puertas automáticas que se abrían solas, y escaleras mecánicas (que debo confesar me daban un poco de yuyu). Esas dos cosas ahora tan normales, para una niña de pueblo de los 80, eran el súmmum de lo molón. Era como estar dentro de una serie de ciencia ficción como V, o Buck Rogersdos de mis series preferidas de entonces junto a El coche fantástico y MacGyver.

Erin Grey, el amor platónico de mi niñez (ese brazalete de arcoíris...)


Jane Badler, amábamos odiarla. La mala más sexy de los 80

Y yo me pregunto: ¿para cuándo los coches voladores? porque cuando tengamos uno, ¿también nos pondrán multas de aparcamiento como me pasó ayer? (mecagontodo!)

Y hablando de mitos eróticos de la infancia y futurismo... ¿Sabéis en que proyecto cinematográfico está involucrada Jane Badler?!!

lunes, 24 de febrero de 2014

paseo nostálgico


foto: autor desconocido (fuente aquí)

Mi madre, al contrario de mi tía A., nunca ha sido muy dada a hablar del pasado o a sentir nostalgia. Eso hace difícil conocer o enterarse de antiguas historias familiares; las que sé, me han llegado por mi tía A y por mi abuelo, que era muy cuentista (en el buen sentido de la palabra).
Para que mi madre explique algo, le ha de salir de ella misma, no le gustan las preguntas. Así, sin venir a cuento, un día te explica alguna historia de cuando era pequeña y vivía en D. su pequeño pueblo, del que se fue a los 8 años para venir a vivir a nuestro minipueblo actual.
El pueblo de mi madre está a 6 km. del nuestro. Es fácil llegar allí paseando a través de un camino que, serpenteando entre campos, une a las dos poblaciones. De hecho, ese camino es el lugar preferido de la gente del pueblo para hacer deporte o pasear, de tal manera que es más fácil encontrarte alguien por ahí que por según que calles de la población.
El sábado hacía una tarde espléndida, de esas que te llaman a salir de casa. Así que, junto a dos de mis hermanas, decidimos ir andando hasta D. Mi madre, en un arrebato inusual de nostalgia, decidió ir en coche y esperarnos allí. 
Me llevé la Sprocket e hice mil fotos durante el camino.  Y es que no sabéis lo bonito que estaba el campo, con esa simetría infinita de almendros en flor, de ramas repletas de flores blancas que parecían de azúcar. En un cielo sin nubes, el azul era tan intenso y puro que hacía daño al mirar. Suspendido en el aire flotaba un aroma denso, una mezcla de olores de pétalos y flores que habría hecho enloquecer de placer a cualquiera abeja.
Cuando finalmente llegamos al pueblo nos encontramos con nuestra madre charlando con unas mujeres en la puerta de la iglesia. Dio la casualidad que esas vecinas eran las encargadas de limpiarla, así que nos dejaron entrar a visitar la pequeña iglesia. Sí, pequeña, pero abarrotada, ¡horror vacui! No había ni una pared sin pinturas o adornos y en cada esquina se erigía la estatua de algún santo. Allí fue cuando me enteré que una de esas estatuas, la de Santo Domingo en concreto, fue un regalo de mi bisabuelo a la parroquia.
Después de pasear por el pueblo mientras mi madre nos relataba anécdotas y recuerdos de su niñez, nos subimos al coche. Entonces a mi madre, en pleno trance nostálgico, se le ocurrió hacernos un tour por las diferentes fincas y campos que antiguamente habían pertenecido a mi abuelo.
La finca, o como decimos en mi tierra "el tros", que más me gustó fue el que mi madre, cuando era pequeña, bautizó como el tros xulo (el campo chulo). En medio de una hilera de viñas viejas se alzaba un pequeña casa muy bonita. Mi madre me explico que la había construido mi abuelo con sus propias manos. Le saqué una foto a mi madre junto a la casita. Y me acordé de mi abuelo y de esa sabiduría que solo tienen los que han trabajado toda la vida en contacto con la tierra. Un saber que yo ya he perdido. Por lo que cuenta mi madre de él parecía un padre severo, en cambio, yo lo recuerdo como un abuelo simpático y divertido. Supongo que no es lo mismo ser padre que ser abuelo.


Russian Red

Cambiando de tema, la banda sonora de este fin de semana ha sido el nuevo disco de Russian RedAgent Cooper. No me ha gustado tanto como sus trabajos anteriores. Ese toque "más rockero, más eléctrico" no me ha acabado de convencer, pero todo el mundo tiene derecho a probar cosas diferentes.

La canción de la que ando enamorada estos días es esta:

miércoles, 19 de febrero de 2014

Cuando los días pasan sin darte cuenta

 Turó de la Rovira, foto: Id

Cuando llevo tantos días sin escribir en el blog siento añoranza, pero las semanas revueltas son malas para la escritura. No me malinterpretéis, me gustan las semanas en que los días pasan sin darte cuenta porque te lo estás pasando genial; quedas con amigos que hacía tiempo que no veías y conoces a gente nueva que abre una ventana más a tu vida. 
Y es que esta semana, de repente, todo el mundo quería quedar, incluso Misántropo. Hubo días en los que llegamos a quedar con 4 personas en distintos puntos de la ciudad. Y a todo eso hay que sumarle ir al aeropuerto a recoger a mi hermana pequeña, los líos de mi hermana mayor, los líos en casa de Id por culpa -obviamente- de Reikina... Esta semana bien hubiera dado para escribir un post diario; ha sido un no parar.

Un día quedamos para comer con Manray y Vincent, que han demostrado una vez más que se merecen un premio a la generosidad y a la amistad por estar siempre ahí cuando se les necesita. Lástima que tuvimos la mala suerte de escoger el día más frío de la semana para ir con ellos a hacer una pequeña excursión-sesión de fotos a una localización que nos quería enseñar Manray.
También hubo tiempo para quedar con alguna bloguera que ha resultado ser tan simpática e interesante en persona como por escrito. 
Por fin se alinearon las estrellas y conseguimos quedar con Pat y Manray (era una quedada que hacía tiempo que planeábamos) para comer en La Tarantella, el restaurante con las mejores pizzas y tiramisú de Gràcia. Por la noche, concierto en la SueBcn con otra bloguera recién llegada a la ciudad. Y antes de eso, atardecer en el Turó de la Rovira, cuyo encanto está a punto de desaparecer por exceso de humanidad y botellón (mecagón las recomendaciones de Time out!).
El sábado me levanté feliz: en Barcelona parecía primavera por un día y Ellen Page acababa de salir del armario. Habíamos quedado con Jeia y disfrutamos del buen día paseando entre guiris por el Born. Fuimos a almorzar al Kiosko, donde me comí la hamburguesa más deliciosa y enorme de toda mi vida. Ahora entiendo porque había tanta cola antes de entrar...
Por la tarde quedamos con una pareja amiga y nos tomamos un chocolate caliente rodeadas de libros en el Babèlia (que ya está en mi lista de cafeterías preferidas). Nos lo estábamos pasando tan bien, que de ahí nos fuimos a tomar unas cervezas a La Llibertària donde vimos la goleada del Barça. La noche acababa de empezar y se nos ocurrió ir al Marsella a tomar absenta. Y de ahí, al Viena a comer algo. La noche hubiera seguido así si Id y yo no hubiésemos tenido que coger un tren para regresar a su miniciudad. Además, a la mañana siguiente Id tenía una sesión infantil y no era plan de ir resacosas a hacer fotos a niños...
La vida siempre es más divertida con Id al lado, aunque esta semana me ha acribillado a fotos porque necesitaba probar una cámara nueva y unos objetivos que le han dejado. Es curioso, las fotos donde me gusto menos son las que más le gustan a ella.

viernes, 7 de febrero de 2014

la carta misteriosa


Hoy ha sucedido algo misterioso en casa de Id. Al recoger el correo, en medio de las cartas, había una para mí. Bien, en el destinatario constaba mi nombre seguido del apellido de Id: Hiro R...  Así que Id, conociendo mi pseudofobia al matrimonio, ya me ha hecho la coña de que estábamos casadas, ya que por lo visto yo era la Sra. R... 
<Aquí hago un pequeño inciso>
 No es que no me quiera casar por fobia al compromiso y cosas de esas. Es que, simplemente,  la mera idea de organizar -y pasar por- una boda me da pavor.  Suerte que a Id le pasa lo mismo... Siempre hemos dicho que si algún día nos casamos será una ceremonia super íntima y sin avisar a nadie.
 </Se cierra inciso>
Volviendo a la carta misteriosa... No entendía de donde había salido. Que yo recuerde, nunca he puesto ni dado en ningún lado la dirección de Id. Así que, ¿quién me mandaba una carta a casa de mi novia y además me adjudicaba su apellido como si estuviera casada con ella en un país anglosajón? Para resolver el misterio, Id ha abierto la carta. Era una especie de tarjeta que me acreditaba para comprar ropa infantil a través de una página web. ¿Ropa infatil, yo? ¿Ahora, en un universo paralelo, a parte de estar casada también era madre? 


Finalmente Id ha tenido un momento de lucidez y ha resuelto el misterio. ¡Ya sabía quien era la culpable! Alguien que tiene tendencia a inventarse personalidades para conseguir lo que quiere, y que además, nunca da su dirección personal: su hermana Reikiana. Ella, a pesar de no vivir ni en la misma ciudad que Id, se registró en una web de ropa para niños dando la dirección de su hermana y utilizando mi nombre de pila.
Id ha confirmado sus sospechas preguntándoselo por email y ella simplemente no ha negado nada. Id me ha contado historias verdaderamente surrealistas sobre su hermana, pero esta es la primera vez que me he visto personalmente involucrada en una. Aunque no es la primera vez que alguien utiliza mi nombre sin mi permiso. La otra vez la culpable fue mi propia hermana mayor, pero esa es otra historia...

lunes, 3 de febrero de 2014

Las emociones siempre son reales


Se acercan los Oscars 2014 (2 de marzo) y como cada año mi intención es ver todos los films nominados a la categoría de Mejor Película antes de la ceremonia. Es una tradición idiota, lo sé, y pocos son los años que consigo cumplirla (y más desde que se ha pasado de 5 a 9 películas nominadas en dicha categoría) pero me hace gracia intentarlo.
Las nominadas a mejor película son: ’12 años de esclavitud’, ‘Nebraska’, ‘Her’, ‘Dallas Buyers Club’, ‘El Lobo de Wall Street’, ‘Philomena’, ‘La Gran Estafa Americana’, ‘Gravity’ y ‘Capitán Phillips’. (Aquí podréis ver un mash up con todas las nominadas).
Este año los Oscars me pillan un poco fría y pasota; además los gustos de la Academia nunca suelen coincidir con los míos. Solo me hacen ilusión por ver a Ellen DeGeneres de maestra de ceremonias.
En cuanto al ritmo de películas vistas voy un poco mal; de 9 solo he visto 2: Gravity y Her. Y de momento, la película de Spike Jonze es mi candidata favorita.

Her es una película triste, pero triste de una manera bella, conmovedora. Es de esos films que te habitan durante días, que siguen en tu cabeza tras la palabra "Fin". Y también es uno de los relatos más hermosos que he visto sobre inteligencia artificial. 
La película se sitúa en un futuro no muy lejano, donde todo el mundo parece feliz pero extrañamente solitario e individual, siempre ensimismados en una charla privada con sus móviles. ¿Os suena de algo? Un futuro en el que la gente viste como abuelos con un toque ochentero, o dicho de otra manera, como hispters.
Su protagonista, Theodore Twombly (Joaquin Phoenix) tiene un trabajo extraordinario: se gana la vida escribiendo cartas de amor para los demás. Es un personaje de una gran sensibilidad y un artista a la hora de expresar la intimidad en nombre de otros. Pero tras el fracaso de su matrimonio es incapaz de emocionarse ante la vida. 
Todo cambia el día que compra un sistema operativo adaptado a su personalidad y a sus necesidades. Theodore decide escoger una versión femenina, Samatha (Scarlett Johansson), que poco a poco va desarrollando una conciencia cada vez más compleja, con aspiraciones y deseos propios.

Her vs. Lost in Translation

Her me recuerda, o por lo menos tiene puntos de contacto, con Lost in Translation. Ambas películas tienen unos protagonistas con una manera especial de mirar por la ventana y un ritmo similar. Tal vez sea porque Spike Jones estuvo casado con Sofia Coppola. O tal vez sea la sugerente voz de una Scarlett Johansson que nunca vemos en pantalla pero que hace creíble esa historia de amor con un sistema operativo. (Supongo que no hace falta decir que es imprescindible verla en v.o).

La película está llena de diálogos y momentos que te dejan pensando. Nos habla del amor, del desamor, de la capacidad de volver a ilusionarnos por la vida cuando creíamos que todo lo que nos quedaba eran sucedáneos o simples reverberaciones de sentimientos pasados. Nos habla de relaciones humanas y de nuestra relación con las máquinas tecnológicas. Nos hace plantearnos que es lo verdaderamente "real" y qué es ilusorio, y si es posible amar a un ser incorpóreo. Pero sobretodo nos habla de la necesidad rabiosamente humana de amar y de sentirnos conectados.

A parte de una fantástica fotografía, Her cuenta con una banda sonora excelente compuesta por Arcade Fire (Spike Jonze -amigo de la banda- les ha dirigido en algunos de sus videoclips). La BSO también incluye el tema The Moon Song de Karen O, nominada al Oscar a mejor canción.


La película, que se estrenará en nuestro país el 21 de febrero, ya cuenta con más de una parodia.