viernes, 26 de diciembre de 2014

Y de repente, Navidad


ilustración de Hugleikur-Dagsson

Como en el anuncio, he vuelto a casa por Navidad. Hacia casi dos meses que no pisaba el pueblo y mis sobrinos, desde la distancia, me iban mandando mensajes cargados de chantaje emocional (sobretodo mi ahijada), pidiéndome que regresara pronto. Ha sido extraño volver después de tanto tiempo; enseguida me he reenganchado a la vida familiar, a nuestra cotidianidad, pero a la vez, me siento un poco ajena, excluida, como si ya no perteneciera del todo a ese universo. No es la primera vez que me ocurre: es lo que tiene empezar a sentir que has vivido muchas vidas.
Este año la Navidad me ha pillado un poco por sorpresa, a pesar de que las luces, los villancicos, las compras, los árboles y pesebres hacía semanas que me enviaban mensajes no especialmente subliminales.


Incluso las pastas navideñas que hice con Id, y que regalamos a nuestras amistades, podrían haberme puesto en situación; pero no. Y es que hace tiempo que vivo un poco dispersa. Así que aterricé de repente en el día 25. 
Unos días antes tuve una pesadilla en la que salía mi cuñado el Imbécil, y que tenía lugar el día de Navidad. Como una profecía, algo de ese sueño se coló en la comida navideña, y es que el Imbécil/capullo saludó y felicitó a todo el mundo menos a mí. Me esperaba ese comportamiento, aunque también estaba dispuesta, si él hacia el mínimo gesto, a olvidar lo pasado y desearle feliz Navidad. Mi madre, cuando se lo expliqué horas después, dijo que ni ella ni mi padre deberían tolerar ese comportamiento en nuestra casa. Pero de cara a los niños, y por el día que era, mejor dejarlo pasar. 
Por mi parte, no dejé que su mala educación me afectara el buen humor, y el día de Navidad pasó tranquilamente. Por la tarde, cagamos el Tió, jugamos a cartas y miramos esta película en familia (el Imbécil se marchó después del café). 
A pesar del Imbécil, Id dice que hubiera preferido pasar la Navidad conmigo. Espero que este sea el último año que la pasamos separadas. 

¿Y que tal vuestro día 25? ¿soportable?
Por cierto,

¡¡FELICES FIESTAS!!!

lunes, 15 de diciembre de 2014

experiencia culé



El invierno todavía no ha empezado (no lo hace de manera oficial hasta el 22 de diciembre), de manera que la misión rompe-rutinas y motivación invernal sigue en marcha. 
El jueves pasado fue el día escogido para hacer una acción antiaburrimiento. Hacía semanas que Diseñadora me había regalado un par de entradas para visitar el Museo del Barça, o mejor dicho para el Camp Nou Tour Experience (el mueso más visitado de Catalunya en 2013!) y decidimos ir antes que nos caducaran las invitaciones.


Id no es demasiado -para no decir nada- futbolera; en este apartado la que tiene más bollopuntos soy yo, así que la más emocionada ante la visita era servidora. No visitaba las instalaciones del FCB desde hacía muchos años (¿desde el 97-98?) y para entonces, el Barça sólo tenía una Copa de Europa en sus vitrinas. 
Empezamos la visita por el renovado museo de FCB, que ahora sí que mola, no como el que había antes. Me hizo gracia ver las botas con las que Koeman marcó el mítico gol de la final de la Champions del 92. Recuerdo ese gol con muchísima ilusión.



Así que lo que más me gustó, como a todo buen culé, fue la vitrina con las 4 Champions. También hay un espacio dedicado a Messi, donde pueden verse las réplicas de sus 4 botas y balones de oro consecutivos, pero tanta adoración a un sólo jugador, como si fuera un dios, no me acabó de gustar. 
Pero lo más interesante del Tour Experience estaba por llegar. Tras el museo, el visitante puede acceder a las gradas, a la sala de prensa, al vestuario visitante y al túnel de jugadores. Y de ahí, como si se fuera a jugar un partido, se accede al terreno de juego justo donde está la banqueta del Barça (eso sí, no está permitido sentarse). Lo que más sorprende de estar a pie de campo, es lo pequeño que se ve el estadio, pero evidentemente tiene que ser una ilusión óptica, ya que el Camp Nou es uno de los campos más grandes de la Liga. 
La visita continua en la zona alta de las gradas, en esa especie de vitrinas-jaula desde donde los periodistas retransmiten los partidos por la radio. Y finalmente se termina en la zona multimedia, donde se puede escuchar el himno del Barça transcrito en decenas de lenguas, ver vídeos, y chorradas varias.
Como bien supondréis, nos hartamos de hacer vídeos y fotos (analógicas, digitales, de 360º...); los encargados de seguridad flipaban, jaja


Pero mi propósito de culerizar a Id fracasó. Salió del Camp Nou igual que entró, sin un ápice de interés por el Barça. ¿Os lo podéis creer!?? Y además, hace poco me enteré -y ella también!- que su abuelo era perico!! En fin, suerte que el amor puede con todo, jaja... 
Por desgracia, Id también salió sin bufanda, y sin el gorro que le regalé hace unas semanas. Se los dejó en algún lugar del Camp Nou y además accidentalmente se le rompió el filtro que protege la óptica de la cámara (nada importante pero el susto inicial fue grande).

Y para los que decís que Id y yo no paramos de hacer cosas, informaros que el fin de semana fue tranquilo: algunas compras navideñas, peli con palomitas y la ardua tarea de envolver regalos al modo japonés (al final, tras varias pruebas, nos salió, ja!).

Para terminar el post, os dejo con el vídeo-descubrimiento de esta semana: All Over de Cruisr, un videoclip repleto de referencias cinéfilas, como me gustan a mí.


martes, 9 de diciembre de 2014

romper rutinas


Tras la semana maratoniana, como era previsible, caí enferma. Primero una gastroenteritis y después, un resfriado. Esto, sumado a una semana de lluvias y horarios interminables, me robaron las ganas y la inspiración para escribir en el blog y comentar los ajenos. Se lo comenté a Id y ella también me confesó que se sentía desmotivada; debe ser cosa del invierno y las tardes sin sol. Pero tranquil@s, este no será uno de esos post donde explico que estoy pensando en cerrar el blog; y es que todo bloguer@ -como comentamos una tarde con el chico dEsoRdeNado- tiene alguna vez la tentación de escribir ese post para hacer que los comentarios le suban la moral o la autoestima bloguera.
Ante tal bajón, consecuencia del frío y de la aburrida monotonía, Id y yo decidimos romper un poco con nuestras rutinas diarias. Porque lo que he comprobado este último mes, es que la gente parece adorar ciertos automatismos, que vale, entiendo que les den confianza, pero que pueden convertir su vida diaria en un insulso y eterno día de la marmota. Me explico. Cada mañana cojo el tren a la misma hora, y claro, como yo, muchas personas más. He observado que mucha gente siempre sube en el mismo vagón y se sienta -o lo intenta- en el mismo asiento cada día. Así que se podría decir que ya nos conocemos todos, ni que sea de vista. Nos miramos y nos reconocemos, pero no nos saludamos. De camino al trabajo, también repito cruces con las mismas personas, en las mismas calles. 
Para huir de esta rutina marmotil, voy cambiando de vagón según el día, e invento nuevas rutas para llegar al trabajo.  


Esta semana, para sacudirnos la desmotivación, Id y yo -a pesar de la lluvia- quedamos para comer con una de las Gemelas y después nos fuimos de compras. Ya tenemos varios regalos navideños comprados. Y es que con tantas luces, escaparates adornados, villancicos por los altavoces, es imposible que no te afecte el ansia consumista de estas fiestas. Aunque no necesito que sea Navidad para entrar en un Tiger y tener ganas de comprarme todas las chorradas que venden en la tienda. O en Vinçon y querer ser rica para llevármelo todo a casa.
Cuando llegamos al Passeig de Gràcia estábamos tan cansadas, que sólo vimos una parte de la Shopping Night Bcn, una fiesta muy molona, de diseño y consumista, ideal para potenciar esa imagen de ciudad-escaparate en que se ha convertido Barcelona.
El viernes, quedé con mi hermana y mis sobrinos del pueblo que vinieron de visita a Barcelona. Mi sobrina-ahijada sigue haciéndome chantaje emocional siempre que me ve, para que vuelva al pueblo, pero igualmente me encantó verlos y abrazarlos.

Mercantic

El sábado tocó visita, de nuevo, al Mercantic, donde acompañamos al primo de Id y su novia a buscar muebles. Al final ellos no se compraron nada y nosotras nos marchamos cargadas de bolsas. Y es que Id tiene un par de sesiones infantiles pendientes y buscaba material para hacer unos complementos muy originales. ¡Mirad que árbol y que letras más chulas hizo!


Y por la tarde, Arale nos llamó para preguntarnos si queríamos acompañarla al Ikea, y claro, nosotras no sabemos decir que "no" a una excursión al Ikea.
Y el domingo, por fin fue un día de relax. De salir a pasear por la feria de Santa Llúcia y de tomar un aperitivo al sol. Además Id me hizo English muffins para desayunar. ¡Estaban ríquisimos!


Este año, de momento, voy tolerando el rollo pre-navideño; pero lo que ya no llevo tan bien es tanto viento y tanto frío, brrrrrr...